Un Deseo

“Solo hay una cosa que me puedo imaginar más terrible que la pérdida de un hijo: No haberlo siquiera conocido.” Jorge Bucay, El camino de las lágrimas.

-Te concederé un deseo – dijo el Hada Madrina.
-Quiero que mi hijo tenga una hermana con quien jugar.
-¿Y cómo quieres que sea tu hija?
-Me gustaría que sea alegre, divertida, cariñosa. Que sea buena y generosa con su hermano. Que sea extrovertida y tenga muchos amigos. Que ame y sea amada. Que sea feliz…
-¿Y su apariencia física?
-Eso no es importante. La verdadera belleza de una persona proviene de su interior. Además, para una madre, todos sus hijos son lindos. Y sé, que mi hija será hermosa.
-Sólo existe una condición: Podrá permanecer contigo únicamente 8 años.
-Pero, ¿Por qué? Es muy poco tiempo…
-No es la cantidad, sino la calidad de los años vividos lo que verdaderamente importa. La felicidad y el amor incondicional que te brindará y que recibirá de tí en ese tiempo, será mayor del que muchas personas reciben en toda su larga vida.
-Pero, yo quería que mi hijo no estuviera solo. Cuando ella se vaya, él estará triste y se sentirá más solo que antes…
-Te equivocas. Él atesorará las risas, los juegos, los momentos compartidos y de alguna manera, se sentirá acompañado. Logrará transformar la tristeza en alegría, porque el recuerdo de su hermana lo hará sonreír.
-Pero yo sufriré mucho con su ausencia…
-Sí, pero con el tiempo tú también lograrás transformar ese dolor en felicidad, por haber tenido la oportunidad de conocerla, de compartir con ella esos maravillosos años, de ser su madre.
Como ves, tienes dos opciones: Puedes elegir no tenerla y evitar el dolor de su pérdida o conocer la dicha que esa pequeña tan especial traerá a tu vida, aunque eso implique sufrir con su partida.
Pero te diré un secreto: Las personas que realmente amamos, nunca nos abandonan. Su esencia permanecerá siempre contigo, ella seguirá viviendo en ti. Su luz te alumbrará en los momentos de mayor oscuridad, su amor te dará fuerzas para seguir adelante.
-Prométeme que ella no sufrirá cuando llegue el momento de partir.
-Te lo prometo. Será como quedarse dormida.
-Está bien, ya lo he decidido. Concédeme mi deseo.
-Tendrás a tu hija. ¿Cómo la llamarás?
-Su nombre será EMMA.

© Verónica Malah

02 de Septiembre de 2015

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Login