Gira, y en un instante,
la imagen se desdibuja y desaparece.
Con un estallido,
los fragmentos se separan
y vuelven a unirse,
formando una figura diferente.
Imposible volver atrás,
imposible recuperar lo perdido.
Porque con cada giro
se crea un nuevo universo,
nunca igual, siempre distinto.
Así es el caleidoscopio.
Como la vida.
© Verónica Malah